Publicado: 1 de Noviembre de 2017
Los más antiguos del oficio quizás recuerden los tiempos en los que las panaderías hacían mucho más que pan en sus obradores. Tiempos en los que los hornos de leña eran los aliados de todos los vecinos para esas comidas y cenas especiales. Uniendo pasado y presente, hacemos un homenaje a la historia panadera y a aquellos que aún hoy siguen colaborando con sus vecinos y clientes de siempre, especialmente a esas panaderías que hornean la Navidad en estos días señalados.
Eran otros tiempos en España, pero en muchos queda el recuerdo de ir con una fuente de pimientos a asarlos a la panadería. Canelones, pollos, pavos, cochinillo, … muchos eran los ingredientes y tipos de recetas que pasaban por los hornos que a diario estaban enfocados a hacer mayoritariamente pan. Esta colaboración se intensificaba en los días festivos, y especialmente los días navideños, donde las recetas de pollo, cordero, cochinillo o pavo al horno se multiplicaban. Eran otros tiempos con menos recursos, y sin embargo, la veo con nostalgia de pensar que el apoyo, el cariño, la colaboración, las buenas relaciones entre los panaderos y sus clientes eran mayores que las de hoy en día. Quizás eramos más pobres por no tener horno en nuestra casa, pero quizás eramos más humanos.
Esta realidad que nos parece tan lejana hoy, es el día a día en otras partes del mundo. Perú, Ecuador y México son algunos de los países que siguen teniendo esta tradición a flor de piel. Los carteles de “Se hornean pavos, pollos y piernas de “chancho” (cerdo), llevan ya varios días colgados de sus establecimientos para que nadie se olvide de anticipar su receta navideña. Muchos de ellos llevan toda la vida dando este servicio a su comunidad, intentando no subir mucho los precios de horneado para que nadie se quede sin esta cena especial de Navidad en casa. Las recetas y aliños los pone cada cliente, pero
si es cierto que algunos de estos panaderos dan sus propias recomendaciones en cuanto a tiempo de horneado, o ingredientes a evitar (como gaseosa, salsa china o azúcar) porque oscurece la piel demasiado. Algunos de ellos hasta preparan agua a la sal para la última hora de horneado que le da un crujiente extra a la piel, y otras panaderas apuntan concienzudamente las indicaciones de cada cliente (añadir caldo cada hora, dorar al final con azúcar, etc.) para que su receta quede totalmente al gusto familiar.
Para los que recordamos esto como un pasado lejano, podemos pensar que esto caerá en desuso. Sin embargo la Asociación Peruana de Empresarios de la Panadería y Pastelería (Aspam), calcula en 1.700.000 los pavos que se hornearán en estas fechas en las panaderías. Además, allí es una tradición que está por encima de tener horno o no en casa, ya que el interés está acorde a la maestría que tienen en las panaderías para elaborar este tipo de recetas en sus hornos, convirtiéndose en una receta de mayor calidad que si se hiciera en casa.
Sea pasado o presente para nosotros, sin duda es un momento especial, en el que los panaderos se vuelven también chefs y entran en nuestra cena de Navidad, no sólo de la mano de nuestro pan favorito, si no como compañeros de creación de las recetas más familiares y antiguas de cada hogar. En esta época navideña os deseamos que sigáis colaborando, cooperando, mejorando relaciones, porque no hay nada más importante que el calor humano y la familia. Sobre todo cuando la familia se extiende a todos aquellos que nos encontramos a diario y que hacen nuestra vida un poco más sabrosa, como nuestros queridos panaderos.